La coreógrafa Ángela Verdugo (La Siamesa) cierra la trilogía ‘El otro paraíso’
La compañía valenciana La Siamesa cierra la trilogía ‘El otro paraíso’ con el estreno de ‘Mata baja (Debajo del sudor hay personas)’
La sala Carme Teatre acogerá del 29 de febrero al 10 de marzo, de jueves a domingo, el estreno absoluto de ‘Mata baja (Debajo del sudor hay personas)’, la pieza que culminará la tríada escénica ‘El otro paraíso’. El proyecto arrancó en 2017 con ‘A-normal o la oveja errante’, seguido en 2019 por ‘SC_Santa Cultura’.
Una trilogía que nació sin vocación de serlo -no al menos como un producto preconcebido- y que se ha extendido a lo largo de más de seis años con la pretensión de ralentizar los tiempos acuciantes de producción artística.
“A-normal o la oveja errante me hizo dejar de ver cada creación como una pieza aislada. Investigar en el terreno personal e íntimo me ha vinculado con la colectividad, me ha descubierto otra manera de hacer, de abordar los temas que me preocupan, de afrontar la creación”, declara Verdugo.
Este tercer artefacto escénico es fruto de una mezcolanza de disciplinas ya trabajadas en los dos anteriores. El punto de partida es la curiosidad y la irreverencia, oscilando entre lo gestual y lo coreográfico, lo coloquial y lo sublime. Todos los lenguajes desplegados en escena (texto, coreografía, sonido, visuales) se construyen bajo esta premisa.
LA CLASE OBRERA EN ESCENA, LAS BONDADES DE LA MALEZA
Existen numerosos prejuicios sociales hacia las “malas hierbas”, nos los enseñan los mismos poderosos que pisan la tierra para que no crezca nada. Sin embargo, las “malas hierbas” apenas piden nada para vivir y, como el resto de las plantas, existen para el otro sin pedirle nada a cambio. En ese tierno sacrificio diario, las respiramos y nos alimentan. Sin ellas no existiría nada, están en este mundo mucho antes que nosotros. De hecho, lo han creado. Son un modelo de resistencia y, si nos parásemos a escucharlas, quizás podríamos crear un nuevo mundo.
En esta tercera parte de la trilogía, el cuerpo añoso de la madre ha comenzado a fallar en su esfuerzo por seguir siendo productivo. Las lesiones y el cansancio acumulado evidencian una nueva crisis en su aciaga aspiración por dedicarse profesionalmente a una cultura que expulsa a los que son de “mata baja”. ¿Cómo dará de comer a su hija? ¿Cómo evitará transmitirle toda la rabia que siente? ¿Cómo seguir teniendo fe en un orgullo de clase que se disuelve?
Madre e hija pasean por un bosque calcinado, allí escuchan las voces de las plantas y árboles que ya no están. Aún ausentes, o en sus tímidos brotes, siguen siendo un ejemplo de generosidad. En este capitalismo tardío que vivimos, decidido a pisar cada vez más fuerte para que nada crezca, una hija se esfuerza por crecer. ¿Cómo salvarse de este incendio en el que lo primero que arde es la mata baja?
En esta obra, La Siamesa vuelve a espigar lo que ya nadie quiere, ese sudor que apaga el fuego de las malas hierbas, el mismo sudor que las hace crecer.
“Nosotros procedemos de familias humildes y obreras, y sólo aspiramos a hacer juntos algo bello. Somos un equipo conformado por “matas bajas” y crecemos donde nos dejan, en las grietas de las aceras, en los precipicios de los balcones y entre los tejados y el cielo. Esta trilogía ha acabado explorando cómo dedicarse a la cultura cuando no vienes de familia rica y has sufrido la indiferencia continuada de unas ayudas públicas pensadas a la contra de tu manera de concebir el arte. Nosotros no aspiramos a la excelencia ni participamos de la sobreproducción cultural. Nosotros nos preguntamos sobre la manera de resistir a los mecanismos extractivos y destructivos del mercado, sobre la manera en que la forma de vida de la naturaleza tiene que volver urgentemente a nuestras vidas”, afirma Xavier Puchades, coautor del texto.
Ángela Verdugo vuelve a reunir en este nuevo proyecto a Puchades (coescritura y dramaturgia), Rocío Pérez (acompañamiento coreográfico), Carlos Molina (diseño lumínico) y Joan Martínez “MEI” (diseño sonoro), con los que comparte una inquietud transdisciplinar y punk, y a los que se suman ahora Sebastián López (audiovisuales), Áurea Morán (vestuario), los músicos Avelino Saavedra, Quiteria Muñoz y Pierre Bastien, y el diseñador gráfico Daniel Requeni.
“En piezas anteriores a esta trilogía, siempre cambiaba de equipo, algo que ahora me resulta inexplicable. En el proceso de creación de las tres obras que conforman ‘El otro paraíso’ se ha ido constituyendo, como algo ajeno a mí pero que curiosamente yo he provocado, un equipo del que ya no puedo prescindir. Juntos hemos aprendido que asumir la diferencia nos hace únicos, y hemos creado un lenguaje propio que reclama continuidad”, concluye la creadora.
EL OTRO PARAÍSO: UNA MIRADA AL PASADO, UNA REFLEXIÓN DEL PRESENTE Y UN PENSAMIENTO DE FUTURO
“A-normal o la oveja errante” es un ejercicio de memoria, aceptación y transmisión que reflexiona sobre el inconformismo social y la creación de nuevos modelos relacionales. Aquí, la maternidad es lo que detiene laboralmente a la madre. ¿Cómo se compatibiliza maternidad y trabajo?
En “SC_ Santa Cultura”, Verdugo nos habla de su propósito de reinsertarse en el presente después de la desconexión que supone la maternidad a nivel laboral. Una revisión sobre la conciliación familiar, el intento de la madre por sobrevivir “vendiéndose” a un mercado que le da la espalda (o de medio aceptar el irremediable funcionamiento de la cultura como mercado), una reflexión sobre la verdadera definición de cultura.
“Mata baja (Debajo del sudor hay personas)” encuentra a la protagonista y a su hija reflexionando sobre el futuro. Sus voces en off hablan de la necesidad de reconocerse como seres vivos dentro de nuestro ecosistema, pero negándose a situarse por encima del resto de especies, pues son conscientes de que este hecho nos ha llevado al momento crítico actual. Hablan sobre cómo resituarse en el presente para poder proyectar el futuro, un “futuro vegetal” -como diría Stefano Mancuso- donde se construyan ejemplos de sostenibilidad y sensibilidad. Una puesta en contraste de las sociedades vegetales en oposición a las sociedades humanas. Una llamada de atención colectiva a la base de la vida, la mata baja, tanto a nivel natural como social. Al necesario cuidado de lo que nos sostiene, a lo aparentemente pequeño.
‘Mata baja (Debajo del sudor hay personas)’ se ha gestado durante cuatro residencias de investigación y creación: un laboratorio en Espai LaGranja (2020), una beca de Comitè Escèniques (2021), una residencia en los Encuentros de creación en Magalia impulsados por la Red de Teatros Alternativos (2022) y una residencia de creación en la sala Carme Teatre, además de recibir una ayuda de investigación del Institut Valencià de Cultura.
Las entradas ya están a la venta en la web del teatro.
(Valencia)