El Conde de Torrefiel utiliza la ceguera como metáfora del colapso visual de nuestros días en el TEM

El Conde de Torrefiel utiliza la ceguera como metáfora del colapso visual de nuestros días en el TEM

  • Su obra La luz de un lago gira en torno a la realización de una película
  • La propuesta de Tanya Beyeler y Pablo Gisbert sigue las historias entrelazadas de una niña, un mendigo y una bailarina

En la nueva propuesta de El Conde de Torrefiel, La luz de un lago, la compañía sumerge a la audiencia en el imaginario del rodaje de una película. Sus protagonistas son una niña, un mendigo y una bailarina que se enfrentan a la pérdida gradual de la visión. La obra, programada los próximos 5 y 6 de abril en el TEM, habla del amor, del trabajo y de la violencia en un mundo que colapsa visualmente entre espejismos, trampantojos, encandilamientos y alucinaciones.

La luz de un lago prosigue una búsqueda que ya estaba presente en varias piezas anteriores de la compañía, como La plaza, Kultur y Una imagen interior -programada el año pasado en el Teatre El Musical-, y que tiene que ver con una reflexión y un cuestionamiento de la hiperpresencia de la imagen.

A lo largo de este nuevo espectáculo, se refleja la lucha por encontrar claridad en un mundo lleno de borrones. El Conde de Torrefiel utiliza la ceguera como metáfora del colapso que emana de ver demasiado.

Con una puesta en escena innovadora que desafía los límites del lenguaje y las convenciones teatrales, el montaje invita al público a asistir a una cadena de imágenes invocadas pero esquivas, utilizando muros escenográficos, texto proyectado, voz en off y una composición sonora inmersiva y sugerente.

“Producir teatralidad a partir de un ambiente sonoro es una de las características del lenguaje escénico de El Conde de Torrefiel junto con la presencia del texto proyectado. Con La luz de un lago queremos dar un paso más y hacer del espacio sonoro el eje central alrededor del cual se estructura la pieza”, han concretado sus responsables, Tanya Beyeler y Pablo Gisbert.

La trama está tejida por los fragmentos de vida de personajes que viven en lugares y tiempos diferentes. Las historias aparecen y desaparecen en una especie de matrioska narrativa donde una pareja que se conoce en un concierto en Manchester se alterna con dos amantes secretos en Atenas, una transexual en París y un estreno en la Ópera Fenice de Venecia.

Como es habitual en las propuestas artísticas de la formación comandada por Tanya Beyeler y Pablo Gisbert, visión y escucha entran en colisión, abriendo una grieta en el significado que da paso a la posibilidad de un lugar para la imaginación del espectador: la única imagen posible y verdadera en escena.

“El filólogo canadiense Marshall McLuhan indica en un fragmento del libro La galaxia Gutenberg (1962) que hasta la aparición de la escritura, en 3100 antes de Cristo, la comunicación entre seres humanos se traducía a través del sonido. Para hacer este ejercicio temporal y sensorial nos sustentamos en esta idea y damos un paso atrás para recuperar el sentido del oído frente a la vista. Utilizar el sonido como brújula de orientación en el espacio y medio para viajar en el tiempo”, desarrollan los creadores.

Una investigación de la escena de nuestro tiempo

Entre 2021 y 2023, El Conde de Torrefiel ha creado varios dispositivos escénicos para diferentes contextos en los que el sonido ha adquirido un protagonismo importante en la construcción dramatúrgica de las piezas. En estos procesos la composición de la imagen en escena ha adquirido una tesitura cada vez más sintética, a veces incluso prescindiendo de una composición material de la imagen teatral, desplazando el aspecto visual de las propuesta hacia una experiencia de estimulación de la imaginación de los espectadores y espectadoras, sustentada por el trabajo sonoro, cada vez más refinado y meticuloso.

“En nuestra trayectoria artística siempre han estado presentes, como preguntas obstinadas que difícilmente conseguimos resolver, los conceptos de futuro y de temporalidad (histórica, existencial y escénica) junto con la sensación de que el mundo esté cambiando y al mismo tiempo parece que hay cosas que nunca cambian -han explicado Beyeler y Gisbert-. Es en esta tensión e incertidumbre donde nos posicionamos a la hora de crear las piezas para explorar el lugar que habitamos, un presente volátil pero infranqueable, con la genuina voluntad de evitar la repetición de patrones e investigar, formal y conceptualmente, las circunstancias para la escena de nuestro tiempo”.

FUNCIONES:

Sábado 5 de abril de 2025 a las 20:00h.

Domingo 6 de abril de 2025 a las 19:00h.

Precio: 12€.

COMPRAR ENTRADAS AQUÍ

Teatre El Musical

Dirección: Plaza del Rosario, 3,  Valencia

Teléfono: 960 80 01 40

VT