“GENEALOGÍA DE UN DESEO” CIERRA EL AÑO MÁS COREOGRÁFICO DE LA MUTANT
La pieza de la intérprete y creadora valenciana Lucía Jaén pondrá el punto y final a la programación de 2021 en la sala municipal
La Mutant cerrará el próximo domingo su programación de 2021 del mismo modo que la comenzó: con la danza como protagonista. Si a principios del pasado enero era la coreógrafa Ángela Verdugo la encargada de abrir el año escénico con A-Normal o la oveja errante, el 12 de diciembre (19 horas) será otra creadora valenciana como Lucía Jaén quien firme la última representación con su pieza Genealogía de un deseo, incluida en el proyecto Circula de la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad Valenciana.
En palabras de la concejala de Acció Cultural, Maite Ibáñez, “entre ambos espectáculos, la danza ha vivido uno de sus años más intensos en La Mutant hasta el punto de consolidarse como una de las disciplinas esenciales del espacio municipal”. Doce meses de frenética actividad coreográfica frente a la pandemia, durante los cuales la sala ha recibido a otras formaciones locales de gran proyección como Mou Dansa o Ladyfunta, y también a referentes nacionales e internacionales del calibre de Societat Doctor Alonso, Matarile, La Intrusa, Thomas Noone, Ayelen Parolin, Anton Lachky o Group LaBolsa, que representarán el espectáculo Retratos errantes los días 11 y 12, justo antes de la puesta en escena de Genealogía de un deseo.
Con una trayectoria a mitad camino entre España y Dinamarca, Lucía Jaén busca consolidar su lenguaje de danza a través del diálogo, generando prácticas que activen la mirada poética del cuerpo. Genealogía de un deseo surgió a raíz de una residencia de creación desarrollada entre Espacio Inestable y La Mutant, y se estrenó hace un año dentro del festival Dansa València. “Es una danza que explora con la palabra y el movimiento, con el sonido y el espacio, con la piel y la carne”, señala la artista sobre un montaje que explora las posibilidades coreográficas del concepto de deseo. “Esta es una creación entre lo escénico y lo procesual. El cuerpo habita varios estados performativos que transitan la abstracción del movimiento y la palabra. El sonido en escena es la atmósfera que recubre el sentido de cada parte: a través del hablar, del rozar, y de los ruidos artificiales que insinúan una mundología alienada”.