La danza se diversifica en La Mutant con una performance, un documental y un solo inspirado en la danza india kathak
- La película The Art of Movement plasma los grandes cambios sociopolíticos en Hungría
- Outrar es una respuesta coreográfica a una carta de la bailarina brasileña Lia Rodrigues
- Above se inspira en la gestualidad física que las personas utilizan para relacionarse con lo sagrado
La Mutant oferta esta semana tres acercamientos creativos a la danza a través de diferentes expresiones: el audiovisual, la performance y el espectáculo unipersonal.
La primera cita será el 19 de octubre, fecha en que Andrea Rodrigo y Néstor García, de la curadoría del festival de artes vivas de Barcelona Sâlmon, se encargarán de presentar la proyección del documental The Art of Movement junto a su codirectora, Boglárka Börcsök. Este mediometraje realizado por Börcsök y Andreas Bolm es un retrato sensual y perspicaz de tres bailarinas de Budapest de más de 90 años que, a través de sus historias personales, plasman los grandes cambios sociopolíticos de la Hungría del siglo pasado.
“La primera vez que entré en contacto con un cuerpo envejecido fue cuando estuve cuidando de mi abuela. La visitaba a menudo, la alimentaba y la lavaba. Ver y tocar su cuerpo viejo y desnudo me conmovió y cambió la percepción del mío propio. Así comencé a cuestionar críticamente mi propia posición y mi trabajo como joven bailarina e intérprete. Me volví cada vez más consciente de hasta qué punto dominan la danza contemporánea en Europa los cuerpos virtuosos y vitales”, explica Börcsök, que a raíz de aquella experiencia personal entró en contacto con varias representantes de la danza de vanguardia de principios de siglo en su país para realizar un documental.
Las elegidas fueron Irén, Éva y Ágnes, quienes formaron parte del desarrollo del movimiento de danza moderna en el país magiar durante la década de 1930. En la película, las tres vuelven a los escenarios a la vez que actúan en sus dormitorios para revelar a la audiencia la rica e increíble experiencia que se almacena en sus cuerpos.
Convertirse en otros
Solo un par de días después, el 21 de octubre, el bailarín y coreógrafo brasileño Volmir Cordeiro representará una performance que habla de la diversidad, Outrar. Esta pieza es la respuesta coreográfica a una carta de Lia Rodrigues durante los últimos meses de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19. La misiva de la creadora nacida en São Paulo contenía una banda sonora y 27 vídeos sobre diversos temas producidos por los bailarines de su compañía, con sede en la favela de Maré, en Río de Janeiro.
Una década después de dejar de trabajar con Rodrigues, Cordeiro aceptó participar en el juego de este nuevo encuentro. Para cada vídeo ha elegido un traje, y para cada traje, una forma de convertirse en otro.
“Con estos otros que Lia me propone, me lanzo a una aglomeración de gestos donde la alegría se ve constreñida por una forma de desbordamiento por demasiados rostros, demasiados colores, demasiado dolor”, explica el artista brasileño, que se ha prestado a ser contaminado por el otro en una práctica de intercambio continuo.
La devoción en movimiento
Finalmente, el domingo, 22 de octubre, el que fuera director de la Sala Hiroshima de Barcelona, Gaston Core, propone Above, una investigación estética y coreográfica de la danza hindú kathak para analizar gestos y movimientos que las personas utilizan para provocar en sí mismas un sentimiento de devoción.
La bailarina Shreyashee Nag, a la que el público recordará por su participación en el espectáculo de Sol Picó We Women, interpreta este solo de danza contemporánea a partir de una alteración de las dinámicas, los espacios y las imágenes del ballet clásico del Norte de la India para llevarlo a una nueva estética del movimiento.
El proyecto surge como un esqueje de la pieza colectiva Chorus, en la que Nag proyectaba la imagen de una líder que guía a un grupo de mujeres que huyen en busca de refugio político. Above nos sitúa en el momento de la oración antes de la batalla: ese instante de transición en el que el ser humano va en busca de algún elemento superior. La coreografía se inspira en la gestualidad física que las personas utilizan para relacionarse con lo sagrado.
Sin embargo, no se trata de abordar el gesto como resultado de la emoción, sino de estudiar aquellos movimientos que los seres humanos realizan para sumirse en estados de fe, concentración o meditación.