Taules Teatre consigue el Premio Max Aficionado 2019
El comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas ha concedido el Premio Max Aficionado o de Carácter Social 2019 ex aequo a las compañías Taules Teatre de Pinoso(Alicante) y La Garnacha Teatro de Logroño (La Rioja). La primera celebra cuatro décadas de actividad ininterrumpida. Cuarenta años, desde su estreno en 1979, durante los que ha realizado más de 60 montajes con los que ha girado por toda la geografía española e, incluso, por distintos festivales internacionales, desde México hasta India, y que les han valido para cosechar más de un centenar de galardones. El comité de los Max ha querido destacar muy especialmente el papel que la compañía ha desarrollado como dinamizadora cultural en toda la provincia de Alicante y, por extensión, de la Comunidad Valenciana, y su permanente apuesta por un teatro amateur de gran calidad y comprometido con la realidad de su entorno.
También veterana es La Garnacha Teatro, que desde su creación en 1983 se ha consolidado como una compañía de referencia en el panorama escénico aficionado, tanto por sus numerosos premios obtenidos y el rigor de sus propuestas, como por mostrar la consolidación de un proyecto cultural en el que continúa prácticamente el mismo equipo desde sus inicios. Además, este colectivo ha sido el impulsor del Certamen Nacional de Teatro Garnacha de Rioja Haro, dirigido a compañías aficionadas y profesionales, que este año llega a su 22ª edición y que se ha convertido en el concurso más importante en su categoría de cuantos se celebran en toda España.
El próximo 20 de mayo, el director de Taules Teatre, José Antonio Pérez Fresco, y el de La Garnacha, Vicente Cuadrado Palma, subirán al escenario del Teatro Calderón de Valladolid para recoger sus respectivos galardones durante el transcurso de la gala de la XXII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas, organizada por la Fundación SGAE con la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid y la Fundación de Universidades y Enseñanzas Superiores de la Junta de Castilla y León.
“Recibir el Max Aficionado ha supuesto, además de una inmensa alegría, un reconocimiento a toda una trayectoria de 40 años”, explica el director de Taules Teatre. “Cuatro décadas durante las que no hemos dejado de estrenar y girar ni un solo año, queriendo siempre crecer y lograr la máxima excelencia. Se puede decir que somos ya una institución en nuestra comarca”, añade. En similares términos, el responsable de La Garnacha Teatro, Vicente Cuadrado, resalta la “inmensa alegría” que ha supuesto este galardón para toda la compañía. “Ha sido algo absolutamente inesperado. El máximo galardón al que podíamos aspirar”, afirma.
Taules Teatre: 40 años de pasión por el teatro
La pasión por el teatro es lo que, sin duda, define el trabajo de Taules Teatre. Solo así puede entenderse la enorme implicación de los miembros de esta compañía en un proyecto que ha ido creciendo al ritmo que iba haciéndolo también su público, y que, pese a su propia vocación amateur, aspira a ofrecer un producto de calidad profesional a los espectadores. “Somos muy exigentes con nosotros mismos, pero también nuestro público lo es cada vez más. La gente valora nuestro esfuerzo y la calidad de nuestros montajes, y, de hecho, de los cerca de ocho mil habitantes que tiene nuestro municipio de Pinoso, alrededor de dos mil acuden regularmente a nuestras representaciones”, señala José Antonio Pérez Fresco.
Hay una anécdota que el director de la compañía rememora y que, de algún modo, retrata a los miembros de Taules Teatre: “El escritor y dramaturgo catalán Jaume Serra i Fontelles, con el que mantenemos una relación magnífica, escribió para nosotros Refugiats i fugitius , que estrenamos en 2009. La obra trata de un grupo de personas que todas las noches se refugian en una estación sin trenes para compartir historias con la que tratar de huir de la cotidianeidad y de la monotonía de sus propias vidas. Serra nos contó que así nos veía a todos nosotros y, en realidad, esta historia es una metáfora que nos define perfectamente. Los teatreros somos gente muy rara”, ríe Pérez Fresco.
El origen de Taules Teatre se remonta a 1979, cuando un grupo de jóvenes, movidos por la euforia de la Transición y la naciente democracia, decidió crear una asociación cultural que, entre otras iniciativas, pronto puso en marcha con gran éxito un cine club y un grupo de teatro. Las proyecciones duraron cinco o seis años, las actividades teatrales, sin embargo, cogieron impulso y no han cesado en estas cuatro décadas.
“La compañía perduró porque desde el primer momento fue calando el veneno del teatro en todos nosotros. Y en nuestro público. Logramos dar vida a un pueblo alejado de las grandes poblaciones, además de ofrecer alternativas culturales a nuestros jóvenes, para que se integraran y participaran”, apunta el director teatral. En esa línea, ha sido especialmente relevante la labor formativa que Taules Teatro viene desarrollando desde inicios de los 90, mediante la creación de un Taller Municipal de Artes Escénicas para niñas y niños, que años después se transformó en una Escuela de Teatro que actualmente cuenta con casi un centenar de alumnos de todas las edades y procedentes de toda su comarca. “Con los años, hemos conseguido que niños y adultos consideren el teatro como una faceta imprescindible para su desarrollo. De nuestra escuela, además, han salido profesionales de la escena. Todo esto nos alimenta, renueva nuestra ilusión y pasión por el teatro”, afirma.
El director de Taules Teatre, por último, señala dos hitos en esta larga trayectoria de la compañía. Por un lado, cuando en 1989, coincidiendo con el décimo aniversario del colectivo teatral, se inauguró la Casa de la Cultura de Pinoso. Allí encontraron un espacio idóneo para ensayar y representar en condiciones sus espectáculos, lo que les llevó a “dar el salto y encarar producciones mucho más arriesgadas”. Ya en la década de los 90, por otro lado, cuando empezaron a proliferar los certámenes teatrales por todo el país, los miembros de Taules Teatro vieron ahí una posibilidad de emprender nuevos retos y seguir creciendo. Su pasión, de nuevo, se vio reforzada y reconocida con numerosos galardones, más de un centenar desde entonces, y con el salto a la escena internacional, participando en la Olimpiada Teatral de la India y en el Festival Revuelta del Estado mexicano de Durango. Reconocimientos a los que ahora suman el Premio Max Aficionado 2019, que, en palabras de José Antonio Pérez Fresco, servirá para aportar “valor añadido y nuevas dosis de pasión a la compañía”. Por muchos años.
La Garnacha Teatro: el sueño del teatro
Con casi 40 años de historia a sus espaldas y un currículo espectacular, La Garnacha Teatro es considerada una de las compañías de teatro aficionado más prestigiosas de España. Las cifras lo avalan: sus componentes han puede sus miembros fundadores. “Parece un sueño”, dice el director del grupo teatral, Vicente Cuadrado Palma. “Nunca imaginamos que llegaríamos a recorrer y conocer toda la geografía española, su gastronomía, su cultura, sus paisajes, haciendo lo que más nos gusta y llegando finalmente a alcanzar un reconocimiento tan importante como el de los Max”, añade.
La aventura se inició en 1983, cuando un grupo de alumnos del I.E.S. Hermanos D’Elhuyar de Logroño se unieron para, simplemente, “hacer teatro”. Desde entonces, aquellos jóvenes han crecido, pero aseguran mantener intacta su ilusión por la escena y, si bien han ido integrando nuevos miembros a la compañía durante el trayecto, todavía prefieren no hablar de relevo generacional: “Aún somos jóvenes y nos gustaría seguir con este proyecto los mismos que lo empezamos, junto a quienes se han ido sumando a nosotros para hacer posible esta historia que nos apasiona y a la que hemos dedicado tantas y tantas horas de dedicación durante todos estos años”.
También mantienen intacta esa suerte de lema que les ha guiado en su camino: “Hacemos teatro para hacer teatro”. Así, sin más. Cuadrado lo explica: “Siempre hemos considerado que lo más importante para nosotros era el hecho mismo de hacer teatro, sin que esta vocación pudiera servir como fuente de ingresos para ninguno. Por eso, La Garnacha ha prescindido de las subvenciones y jamás ningún miembro de la compañía ha cobrado nada por su actividad. Todo lo que se genera se reinvierte en el propio grupo”. De este modo, el colectivo teatral ha ido sumando cada temporada nuevos montajes a su historial, incrementando su nivel de exigencia y sorteando prejuicios. “Hemos representado todo tipo de géneros: comedia, tragedia, teatro clásico y de vanguardia, infantil, teatro musical… Y desde obras de autores emblemáticos, como William Shakespeare, Albert Camus, Dario Fo o José Zorrilla, a clásicos del teatro riojano como Manuel Bretón de los Herreros o dramaturgos contemporáneos como Alfonso Sastre e Ignacio García May”.
En 2006, La Garnacha Teatro obtuvo una nominación en los Premios Max, en la categoría de Espectáculo Revelación, por La noche de Madame Lucienne de Copi, bajo la dirección de Ángel Facio. “Es la única vez que hemos sido dirigidos por un profesional, aunque se adaptó a nuestra filosofía de grupo, pero tuvimos que renunciar a la nominación al no ser una compañía profesional”, dice Vicente Cuadrado Palma. El próximo 20 de mayo, sin embargo, el responsable de la compañía sí podrá subir a escena para recoger una estatuilla en la gala de los Max. “Al residir en una comunidad pequeña como La Rioja, en la que además hay muy pocos teatros, los concursos nos han permitido viajar y dar a conocer nuestro trabajo por toda España. De algún modo, los premios son la semilla que renueva constantemente nuestra ilusión y nos permite, además, financiar nuevos montajes e iniciativas”.
Alguno de esos proyectos paralelos a la compañía es, por ejemplo, el Certamen Nacional de Teatro Garnacha que desde 1998 organizan en la localidad de Haro. “El concurso cuenta con una fase para compañías aficionadas y otra para profesionales. Es un riesgo y, de hecho, al principio pensamos que no iba a funcionar. Sin embargo, más de dos décadas después, el festival está plenamente consolidado y es un referente en el teatro español”, concluye.
Tres premios especiales
Organizados por la Fundación SGAE desde 1998, los Premios Max, cuyo galardón está diseñado por el poeta y artista plástico Joan Brossa (Barcelona-1919/1998), impulsor de uno de los colectivos renovadores del arte español de posguerra, se han consolidado a lo largo de estos años como el reconocimiento más amplio en el ámbito de las Artes Escénicas en el Estado español, alcanzando cada vez un mayor número de seguidores y despertando el interés de compañías de todo tipo y de todo el territorio nacional.
Estos galardones, cuya próxima edición se emitirá en directo a las 20 horas en La 2 de TVE, celebran 23 años manteniendo sus tres premios especiales: Premio Max de Honor, que este año ha distinguido la figura de Concha Velasco como pionera del teatro musical español; el Premio Max aficionado o de carácter social, que engloba proyectos a favor de la integración y la proyección social y a compañías aficionadas con una sobresaliente contribución a las Artes Escénicas; y el Premio Max del Público, que se concederá al espectáculo que haya obtenido mayor número de votos del público a través de la aplicación online #VotaMax.
El Comité Organizador de la 22ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas está compuesto por Ana Graciani, presidenta de la Fundación SGAE; Pilar Jurado, presidenta de la SGAE; los dramaturgos Juan Luis Mira, Paloma Pedrero y Óscar Castaño ‘Garbitxu’ (presidente del Comité Territorial de SGAE en Euskadi); y los miembros del Colegio de Gran Derecho de la SGAE Eduardo Galán, Yolanda García Serrano y la coreógrafa María Pagés.