‘three sparks’: una mirada irónica y experimental sobre el trato a la mujer en la Albania rural
La cineasta Naomi Uman realiza esta crítica en un film difícil de catalogar con tres partes y mezcla de formatos
Mostra de València-Cinema del Mediterrani ha proyectado hoy el séptimo título que concurre a la Sección Oficial: ‘three sparks’, una coproducción albano-mexicana producida por la artista visual Naomi Uman estrenada en el pasado Festival de Róterdam.
La cinta plasma la transformación que sufre Rabdisht, un enclave rural montañoso del norte Albania donde la gente cultiva las tierras rocosas: “Quería hacer una película que retratara la vida de un pueblo albanés, y particularmente de sus mujeres, y que describiera también mi presencia, experiencia y aprendizaje allí”, asegura la directora en declaraciones al festival.
‘three sparks’ nos descubre un pueblo regido por leyes arcaicas basadas en los principios del honor que regulan la vida familiar, las relaciones de género y el comportamiento social. Normas establecidas por el Kanun, código de leyes transmitido de generación en generación desde la Edad Media, en las que a las mujeres que no desean casarse se les permite vivir como hombres, heredar propiedades, fumar y beber, y a las parejas estériles adoptar hijos de sus parientes y criarlos como si fuesen suyos.
Para involucrar a la comunidad local en el proceso de filmación, la realizadora se instaló durante largos periodos en los hogares de algunas familias del pueblo con las que convivió: “Viví en sus casas y estudié su modo de vida y su cultura durante mucho tiempo y me puse a aprender su lengua. Los residentes me pedían que filmara ciertas secuencias y había niños que cogían mi cámara sin mi permiso y se ponían a grabar”. Estos fragmentos de vídeo adquirieron “gran importancia en el proceso de montaje como forma de dar voz a los habitantes y mostrar la realidad sincera de su vida cotidiana”. A día de hoy, la directora sigue teniendo una relación “profunda y afectuosa” con los que se convirtieron en personajes de su película.
La realizadora, siempre con una mirada irónica y bastante experimental, organizó su largometraje en tres partes a las que otorgó estilos, enfoques y formatos muy distintos. La primera parte, ‘Salto en las nubes’, es una introducción “cuya narración trata de mí, de cómo llegué hasta allí y de lo que estoy haciendo”. La segunda, ‘Libre hasta el amanecer’, “está concebida como un sueño y es el retrato romántico de la vida en el pueblo que se presenta en páginas numeradas, como si fuera un libro de imágenes en movimiento”. Y la tercera parte, ‘XIXA’, que significa chispas, “es la realidad desde el punto de vista de los lugareños y su percepción de mí, su interacción con la cámara”.
El uso analógico y digital conviven también en esta propuesta cinematográfica difícil de catalogar. Los dos primeros fragmentos de la película, filmados en 16 mm, “transmiten a través de los ojos borrosos de un extranjero que intenta comprender y ver la cultura de este pueblo”. El rodaje analógico, explica, es “perfecto para resaltar la belleza y el surrealismo de este lugar”. En contraste, la tercera parte, filmada con una cámara digital moderna actúa como “una llamada de atención sobre la realidad de la vida de los aldeanos en un formato en el que ellos mismos han podido rodar y controlar”.
La 38ª edición de Mostra de València-Cinema del Mediterrani está organizada por el Ayuntamiento de Valencia y cuenta con la colaboración del Institut Valencià de Cultura (IVC), el Palau de la Música, Barreira Arte + Diseño y À Punt Mèdia como medio oficial.