Tricicle, Premio Max de Honor 2023
Por crear un lenguaje escénico y por su genialidad en el arte del mimoJoan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans recibirán el galardón en Cádiz
La Fundación SGAE hace público, a través de este comunicado, que la compañía teatral Tricicle es galardonada con el Premio Max de Honor 2023. El Colegio de Gran Derecho de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) otorga el Max de Honor “a los componentes de la icónica compañía Tricicle, Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, por su espléndida y prolífica carrera, repleta de éxitos, hasta llegar a ocupar un lugar destacado en la historia de las artes escénicas; por crear un lenguaje escénico y un sello propios, de carácter universal; por su maestría y su genialidad en el arte del mimo, y por ennoblecer y encumbrar tanto la comedia como el teatro gestual, haciendo reír a millones espectadores de todo el mundo”.
El Colegio de Gran Derecho también destaca que el premio recaiga en cada uno de ellos, Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, por su “gran trayectoria individual como directores, autores, actores y productores.” Los creadores, con más de 43 años de recorrido profesional, han expresado una profunda emoción desde el Gran Teatre del Liceu de Barcelona: “Tenemos la piel de gallina. Son muchos años de llenar teatros, de conquistar un público fiel, y sabíamos que algún día el Max caería. Hemos tenido que despedirnos de las tablas para conseguirlo, pero sigue siendo un premio muy bonito”.
Tricicle recibirá el reconocimiento en la gala de la 26ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas-Cádiz que se celebrará el 17 de abril en el Gran Teatro Falla de Cádiz. Organizados por la Fundación SGAE, estos premios cuentan con el patrocinio del Ayuntamiento de Cádiz, la colaboración del Ministerio de Cultura y Deportes a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) y el apoyo de Grupo Eulen y Ernst & Young. La ceremonia se retransmitirá a partir de las 20 horas por La 2 de RTVE, a través del Canal Internacional de RTVE, y de RTVE Play.
Iconos del teatro gestual
El trío fundó Tricicle en 1979 en Barcelona. Amantes de las artes escénicas en general, se sintieron atraídos por la explosión del teatro gestual, una herramienta necesaria para esquivar la censura del momento y que “estaba muy de moda cuando empezamos”, recuerda Paco Mir, que ostenta ya dos Premios Max y dirigió la entrega de estos galardones en 2004.
Rememoran, también con cariño, la figura del bardo y mimo Albert Vidal. Su influencia y la de la escuela parisina de Jacques Lecoq y Philippe Gaulier hicieron mella en estos tres curiosos que terminaron por conquistar los coliseos de toda España con este teatro del gesto, que podría resultar minoritario. Sin embargo, sus historias, llenas de significado, consiguieron enganchar a un gran número de adultos, que les ha seguido durante toda su carrera: “En cada función hemos tenido una respuesta maravillosa del público, pero sí destacaría Manicomic (1982). Aquí nos dimos cuenta de que servíamos para el humor”.
“Encontrar una idea que nos satisficiera a los tres siempre ha sido lo más complicado. Después escribíamos sobre ella y por último aparece el gesto”, explica Carles. “Lo que hacemos es un teatro muy cercano, en el que el público se siente reflejado. Somos capaces de captar un gag de la sociedad y teatralizarlo. Este es nuestro gran éxito”, añade Joan.
Un aplauso internacional
“¿Nuestro secreto? La química con el público”, asegura Paco. “Los tres somos diferentes, pero somos artistas que quieren gustar a un público, no a la crítica o a la intelectualidad. Si hay algo que el público no entiende de nuestro espectáculo lo eliminamos por completo. No nos gusta caer en la autocomplacencia, sino que nos dedicamos a entretener, algo que en España no está tan bien visto, pero que fuera sí.”
Pero no solo las artes vivas se han nutrido del talento de Tricicle. El cine (Hotel Palace, SIT), la televisión (Tres estrelles, Xoof!, Dinamita y Trilita) e incluso la publicidad también les ha ofrecido espacio. Imposible no recordar la gala de clausura de las Olimpiadas de Barcelona en 1992 donde millones de personas de todo el mundo se aproximaron por primera vez a su vis cómica y que les abrió las puertas a girar por todo el mundo. Recuerdan con cariño el aplauso recibido en teatros de París, con su espectáculo Exit, entre otros: “Francia ha sido el segundo país que más ha aceptado nuestro género”, recalca Carles.
Ahora, tras cuatro décadas de trabajo, abrazan una carrera en solitario en la que la responsabilidad “ya no es compartida”, pero con la que continúan cosechando éxitos. “Es una segunda etapa de nuestra vida que afrontamos con la tranquilidad del trabajo bien hecho (y porque no sabemos estar quietos en casa), y con la seguridad de que seguimos funcionando por separado”, remarca Carles. “La verdad es que siempre hemos sumado, pero ahora nos damos cuenta de que nuestras discrepancias eran igual de válidas. Al público les seguimos gustando juntos y por separado”, concluye Joan.